Algunos estudios han demostrado que, para garantizar el verdadero bilingüismo, cuanto antes se exponga a un niño a un segundo idioma, más genuino será.
Nuestros más pequeños, al año y ocho meses, inician su vida académica con una introducción al programa de Bachillerato Internacional a través de una unidad de indagación. Las repisas de nuestro maternal están llenas de objetos manipulables, rompecabezas, juegos adecuados para la edad, así como libros para reforzar la adquisición de vocabulario. Se les leen cuentos todos los días.
Aunque se hace hincapié en las habilidades sociales, se presta atención a las habilidades motoras finas y a la forma correcta de “agarre” de los elementos que se pueden usar con la mano, asegurando así la adquisición de los hábitos de posicionamiento correctos. Se alienta a los niños a sentarse en las mesas y tratar de clasificar, secuenciar, resolver acertijos y ensartar usando la gran cantidad de juguetes y objetos disponibles. Allí comen sus refrigerios y se les muestra cómo ordenar y cuidar sus pertenencias de manera ordenada.
Las clases de música dos veces por semana dan rienda suelta a su libertad y creatividad mientras aprenden a cantar, bailar y responder al ritmo.